martes, 15 de octubre de 2013

La mayor escala (y III)

Como prometimos, vamos a ver algunas formas de expandir la mayor escala, o Excalibur, a lo largo del mástil. Existen diversas formas de digitar la escala mayor, como vamos a ver. Algo que recomiendo es aprenderlas todas. Será muy útil para no perdernos en nuestros ascensos, descensos y saltos a lo largo de la escala.

Una de las maneras es aprenderse los modos y la forma en que se suceden. Así, la misma escala mayor constituye el modo jónico; si comenzamos la escala mayor de C por la nota D obtenemos el modo dórico; si comenzamos por E, el frigio; si comenzamos por F, el lidio; si comenzamos por G, el mixolidio; si comenzamos por A, el eolidio o escala menor natural; y si comenzamos por B, el modo locrio. Esta manera de aprenderse la escala es buena porque nos hace aprender los modos, de paso. En su contra se puede decir que lleva tiempo y hay que pensar mucho.


La primera forma de digitar la escala mayor, la más simple, es la que vimos en la parte II de este artículo (figura 1). Ahora tratamos de expandir su rango, pero no debemos olvidar esta digitación.


Otra de las formas es la que muestra la figura 1. Sólo a título informativo y por si sirve de inspiración, ya que resulta más incómoda cuanto más cerca de la cejilla (trastes más grandes). Digitaremos usando el patrón 1 - 2 - 4 (dedos de la mano que izquierda). Al cambiar de cuerda desplazamos el dedo 1 y continuamos como antes. Para alcanzar la última nota apenas necesitaremos un pequeño desplazamiento de nuestro dedo 4 (meñique). Aviso: no intenten hacer esto en casa si recién empiezan a tocar, o morirán de dolor.



Fig. 1

Una forma de simplificar la tarea anterior, suponiendo que queramos tocar una escala mayor de F en dos octavas, sin tener que pensar demasiado, sería la que se muestra en la figura 2. Aquí, la secuencia de dedos de la mano izquierda sería 1 - 1 - 3 - 4, siguiente cuerda, 1 - 1 - 3 - 4, siguiente cuerda, 1 - 1 - 2 - 4, siguiente cuerda, 1 - 3 - 4.


Fig. 2

Otra forma de digitar la escala mayor sería la que muestra la figura 3. Aquí comenzaremos con nuestro dedo 4 de la mano izquierda. Al cambiar de cuerdas haremos 1 - 3 - 4; en la siguiente cuerda 2 - 4; y en la última cuerda 1 - 2.


Fig. 2

Ahora bien, ¿qué ocurre si quiero tocar la escala mayor de F abarcando todo el mástil? En la figura 3 podemos ver un ejemplo de digitación que después ampliaremos. Se trata de una digitación 1 - 3 - 4 desplazando el primer dedo dos trastes, cambiar de cuerda y repetir la digitación. Esto nos coloca en el F de la octava superior.

Fig. 3

Ahora, para alcanzar nuestro objetivo de recorrer todo el mástil tocando la escala, sólo tenemos que seguir el ejemplo anterior. Aplicando este principio podemos recorrer todo el mástil, con una salvedad. Cada vez que lleguemos a la siguiente tónica (marcada en rojo), volveremos a colocar el dedo 1 (índice) y repetiremos el esquema hasta que se nos termine el mástil. Nuestra digitación, por tanto, quedará de esta manera: 1 - 1 - 3 - 4, cambio de cuerda, 1 - 1 - 3, 1 - 1 - 3 - 4, cambio de cuerda, 1 - 1 - 3, 1 - 1 - 3 - 4, cambio de cuerda, 1 - 1 - 3, 1 - 2. El mismo esquema, pero invertido, será el que utilicemos para descender la escala. Este principio también puede aplicarse en bajos de cinco, seis o más cuerdas. Esto ya no es una escala, ¡es un escalón!

Fig. 4

Y eso no es todo. Estas digitaciones pretenden inspirar nuevas formas de ejecutar con mayor rapidez y comodidad la escala mayor. Seguro que se puede encontrar una forma más fácil.



lunes, 14 de octubre de 2013

La mayor escala (II)

Ya sé que las parrafadas precedentes (parte I) no convierten en cool la escala mayor, aunque le dan el empaque que le faltaba. Digámoslo de forma más poética, con una metáfora: la escala mayor es nuestro material de trabajo. Dale unos tablones a un carpintero y hará un estupendo mueble; dale un leño a un artesano y sacará una magnífica figura tallada. La escala mayor es nuestro leño. No es cool, pero ese es el reto: sacar algo cool de algo que no lo es. ¿Cómo? Pues como hace el artesano. Trabajando mucho el material. Tallando muchos leños.

Un ejercicio muy sencillo, a  la vez que inspirador, consiste en tocar la escala mayor ad libitum. Es decir, a tu aire. Tal vez dispongas de Band-in-a-Box, o cualquier otra forma de hacer que suene un acorde de C. Tan solo eso: un acorde de C repetido hasta el infinito. Sobre ese acorde, ejecuta la escala mayor, llevando el tiempo, pero probando combinaciones rítmicas. Haz que unas notas duren más que otras, intercala silencios, pausas, etc. En resumen: construye frases. La escala mayor suena como un niño de cinco años cantando una melodía obvia y facilona; las frases que construiremos, no. Por el momento, y para este ejercicio, usaremos la configuración típica de la escala mayor de C, mostrada en la figura 1. Digitación: cuarta cuerda: 2 - 4; tercera cuerda: 1 - 2 - 4; segunda cuerda: 1 - 3 - 4; primera cuerda: 1 - 3 - 4.

Fig. 1

Este ejercicio, que está al alcance de cualquier bajista principiante o avanzado, desarrolla el oído, el sentido rítmico, la capacidad de improvisación y la musicalidad de una sola tacada. No se trata de tocar la escala a velocidad de vértigo, a ver si acelerándola termina sonando cool. Se trata de tocar pocas notas cada vez, pero dándoles sentido. Al mismo tiempo nos fijaremos en el efecto que produce cada nota sobre el acorde de fondo. Veremos el efecto que producen las notas del acorde (C, E, G) y las que pertenecen a la escala pero no al acorde (D, F, A, B).

Si realizas bien el ejercicio verás que engancha. Uno siempre se queda con ganas de sacar una mejor frase, un mejor solo. Esa propiedad de enganche hará que no tengamos que obligarnos tanto a la hora de practicar, porque estaremos disfrutando. Aunque es cuestión de tiempo que llegues a hacerte la siguiente pregunta: "¿No podría expandir la escala?". En efecto, de poco sirve aprender cada escala en una parcela del mástil.  Veamos de qué forma podemos expandir cada escala a lo largo de todo el mástil.



domingo, 13 de octubre de 2013

La mayor escala (I)

Una de las primeras cosas que enseño a mis alumnos presenciales es la escala mayor. Empiezo por la de C, pero, como todos sabemos, cualquier escala mayor tiene la misma digitación y propiedades. Lo que casi siempre obtengo del alumno es una mirada torva que, en lenguaje internacional, significa: "¿Es una broma? ¡Es la cosa menos cool del mundo!". Lo sé: la escala mayor, así, a palo seco, no es nada cool.

Veamos de dónde procede. ¿Quién se inventó esa caprichosa forma de dividir la octava en siete notas?, ¿tiene que ver con los siete cielos o es un número mágico?, ¿por qué esa sucesión caprichosa de dos tonos, un semitono, tres tonos y un semitono? En teoría, los monjes gregorianos de la Edad Media, conocidos por su canto de igual nombre, entendían que era la manera más fácil de dividir la octava a la hora de cantar. Y digo "en teoría" porque los monjes no dejaron instrucciones por escrito. Lo dicho tiene su lógica: intenta cantar usando una escala hexátona, o disminuida, y luego me lo cuentas. Es usual que un saxofonista de jazz ejecute un solo alternando escalas hexátona, disminuida y húngara, pero no lo es para un cantante. Esto implica que la mayoría de música cantada que existe tiene como base la escala mayor.




Nuestra escala estrella es la madre de buena parte de las escalas más utilizadas, lo que incluye: el modo dorio (segundo modo de la escala mayor), el modo frigio (tercer modo), la escala menor natural (sexto modo), la escala menor armónica (escala menor con una nota alterada), la escala menor melódica (ídem con dos notas alteradas), la escala pentatónica mayor (simplificación de la escala mayor en dos notas), la escala de pentatónica menor (idéntica a la mayor en otro orden), la escala de blues (pentatónica menor añadiendo una nota)... y algunas más.

Otro dato: todo jazzista legendario (Coltrane, Bill Evans, etc) empezó zampándose la armonía clásica, basada en la escala mayor, antes de quedarse con hambre y explorar nuevas escalas, como las Bebop, disminuidas o hexátona. Aprender música con el jazz, sin conocimientos básicos previos, me parece un error de bulto, igual que aprender armonía antes de dominar el solfeo. Es como aprender cálculo integral sin saber multiplicar o dividir. Un gran porcentaje de piezas de jazz utilizan armonías basadas en la escala mayor. Un acorde tan jazzístico como Bbmaj7 contiene sólo notas de la escala mayor, igual que un Csus4.





sábado, 5 de octubre de 2013

Fiesta de vatios sin impedancia (y II)

Veamos un ejemplo práctico para despejar dudas. Supongamos que queremos comprar un amplificador de bajo, para tocar en directo, y que descartamos la opción combo. Combo, para quien no lo sepa, son esos cajones negros, a menudo usados como asiento en los ensayos, que llevan integrado amplificador, ecualizador y bafle. No nos interesa, preferimos cabezal (o rack) y bafle (o bafles).




En este caso tendremos:
  • Por la parte del cabezal o etapa de potencia (power amp): una potencia de salida (en vatios RMS) a una determinada impedancia  de salida (en ohmios, Ω). Esto deberá ser compatible con las especificaciones del bafle.
  • Por la parte del bafle: una potencia máxima de entrada (en vatios RMS) a una determinada impedancia de entrada (en ohmios, Ω).
Si ya tienes el cabezal asegúrate de que el bafle sea compatible; si ya tienes el bafle, asegúrate de que el cabezal sea compatible. Supongamos que nos decidimos por un cabezal de marca X, en cuyo manual viene especificado:

180 w @ 4 Ω

Es decir, "ciento ochenta vatios a cuatro ohmios". Ya tenemos la potencia (180 w) y la impedancia (4 ohmios) de salida. Ahora, ¿qué bafle podemos comprar que sea compatible con estas especificaciones? Tomamos los 4 ohmios de impedancia como mínimo que no debemos sobrepasar y:

  • Si conectamos un bafle de 2 ohmios es muy probable que dañemos el equipo, al aumentar la potencia a 360 vatios.
  • Si conectamos un bafle de 4 ohmios estamos en zona segura y sacamos 180 vatios de potencia.
  • Si conectamos un bafle de 8 ohmios estamos en zona segura y sacamos la mitad de potencia, unos 90 vatios.
  • Si conectamos un bafle de 16 ohmios estamos en zona segura y sacamos la mitad de la mitad de potencia, unos 45 vatios.
Después, nos aseguramos de que el bafle soporte algo más de los vatios que le vamos a suministrar. Si nuestro bafle tiene entrada de 8 ohmios, nos aseguraremos de que soporte como 100 vatios o más. Y lo mismo en cada ejemplo.

Después, sólo queda subir el volumen y disfrutar.

En cuanto a frecuencias, medidas en herzios (Hz) y kiloherzios (kHz) ya es un tema de ecualización, que no afecta en nada a la seguridad del equipo, ni a la potencia. El rango de frecuencias de los conos del bafle, tanto si es uno como si son varios, es la parte del espectro total de frecuencias que produce tu bajo que el bafle puede sacar. Un bajo de cuatro cuerdas produce una frecuencia mínima de 40 Hz (cuerda E al aire); y un bajo de cinco o seis cuerdas produce una frecuencia mínima de 30 Hz (cuerda B al aire). Dicho esto, y por las leyes de la Física, no encontrarás cono que reproduzca en su totalidad las frecuencias de un bajo eléctrico, puesto que tendría que medir ¡nueve metros de diámetro! Sí, has leído bien. Por eso, los bafles que se venden reproducen una parte del espectro total de frecuencias, pero no todo. Ni falta que hace. No le hizo falta a Jaco Pastorius, no nos hace falta a nosotros.


jueves, 3 de octubre de 2013

Fiesta de vatios sin impedancia (I)

Grande es la confusión que existe en cuanto a amplificadores, cómo funcionan, qué bafles le puedo conectar, etc. Después de ver muchas entradas en grupos de Facebook, donde bajistas principiantes se dejan aconsejar por expertos todavía más principiantes, surgió este post. Allí encontré no pocos alquimistas que mezclan en el mismo caldero frecuencias, potencia, impedancia y pasos de baile. ¿Qué esperabas? Saltarse las clases de Física a los quince años tiene su precio.

Si te da por la alquimia, lo único que consigues al mezclar la impedancia con la potencia es la impotencia. Si añades frecuencias a la ecuación obtienes la evanescencia y, después, es lógico que todo te de vueltas, puesto que has abandonado este mundo en pos de una nueva dimensión. Tú crees que puedes regresar, pero, ¿puedes? Esa es la cuestión, la misma de la que hablaba Hamlet, por cierto.

Ya hablamos de potencia en artículos anteriores de este mismo blog. Ante todo, recomiendo leer el manual de todo aparato que pretendamos comprar, alquilar, conectar o utilizar. Concretamente, la parte denominada "Especificaciones" ("Specs", en inglés). Allí viene la información técnica que necesitamos, o sea, los datos, para utilizar convenientemente el equipo. Además hay que saber interpretarlas, y a eso vamos.

Algunos errores comunes:
  • "Tengo un bafle de 200 vatios...".
No. Lo que tienes es un bafle que, como máximo, soporta 200 vatios. El bafle, de por sí, no genera potencia alguna, sino que soporta la que le envía el cabezal que le conectes. Eso sí, tiene un límite en cuanto a carga, y ese el máximo que recomienda el fabricante no sobrepasar.
  • "El rango de frecuencias del bafle para el bajo debe ser de...".
El bajo genera un amplísimo rango de frecuencias, las cuáles no hay bafle que las pueda reflejar en su totalidad. Ni falta que hace. Llevamos más de sesenta años escuchando bajos excelentes.




Otra cosa que marea mucho es cómo funcionan la potencia y la impedancia combinadas. Podríamos decir que la potencia y la impedancia van en sentido inverso, puesto que, a mayor número de vatios, mayor potencia, y a mayor impedancia, menor potencia. Por ejemplo:
  • Potencia del cabezal: 400 w @ 4 ohm. Impedancia del bafle: 4 ohm. Resultado: potencia de 400 vatios.
  • Potencia del cabezal: 400 w @ 4 ohm. Impedancia del bafle: 8 ohm. Resultado: potencia de 200 vatios (aproximadamente).
  • Potencia del cabezal: 400 w @ 4 ohm. Impedancia del bafle: 2 ohm: Resultado: potencia de 800 vatios... y posible daño al equipo.
  • La impedancia que da el fabricante, en este caso 4 ohm, puede excederse (8, 16, etc), pero no recortarse (menos de 4 ohm). Debe tomarse como el mínimo.